martes, 24 de marzo de 2009

caos III

...él vivía, ni menos feliz que ella,
amarrado a un mundo de barro y charcos sucios, deambula, no tan conforme con lo que ve a su paso, hombres desilusionados de sus fracasos, cayendo en latentes agonías, mujeres despreciadas a tal punto de sentirse inferiores, enjauladas como en cautiverio, seres sin rostro definido, ni nombre tampoco, que a las sombras de tratos entre ellos mismos ven aumentar su fortuna, que más que fortuna es hambre.

Mira sus manos frágiles, rasgadas por el pasar de los años, denotan trabajo por conseguir una respuesta a del por qué de sus problemas, sus desdichas y su desaparición del otro lado, añora volver a no arrastrar los píes, busca entre alquitrán esas manos que le enseñaron alas, no lo muestra se ha vuelto frío, cree haber cruzado la vista un día con ella.

En las noches la historia no es otra, al velo de la osbcuridad se sumerge en bares, lúgubre, de opacada luz, grises y colores ámbar se entremezclan con el olor a nicotina y otras hierbas y el sabor de vinos cansados de ser, vino, busca entre todo ese caos una puerta, que lo lleve, se confunde los estímulos se enredan en bataolas, mareado cae al piso, tan solo para despertar al otro día en su cama acompañado de su mente, la cual al igual que él, esta agitada la noche anterior creyó entrar pero cayó en el pórtico. Decide viajar, entra en verdes senderos, en los cuales los caminos eran como dibujados a mano y tiza, tenia para donde quisiera, desconcertado siente la brisa que le mueve el pelo prende un cigarrillo y conversa, con él, para ver la mejor opción a seguir, más que mal, desea encontrar el sendero que le pertenece...